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La Borricá

FIESTA TRADICIONAL QUE SE CELEBRA EN MARTES DE CARNAVAL EN TORRENUEVA

Origen de la Borricá

Hasta el pasado año 2003 varias eran las hipótesis acerca del origen acerca del origen de tan singular fiesta, pero no se conocía ningún documento que hiciera mención específica al origen y desarrollo de “la borricá”. Este documento lo descubrió dicho año el historiador D. Juan Jiménez Ballesta, en la investigación llevada a cabo para elaborar el libro “ La Villa de Torrenueva en su Historia”, en él recoge cómo tras muchas investigaciones, en el arzobispado de Toledo, (ya que muchos pueblos de la comarca de Montiel estuvieron bajo el arzobispado de Toledo ) encuentra el legajo que habla del origen de la Borricá.

Dicho documento consta de una serie de cuestiones que se inician el 3 de septiembre de 1694 y finalizan el 1 de octubre del mismo año, en las cuales las autoridades eclesiásticas y otros vecinos de Torrenueva establecen contacto a través de misivas y de su procurador autorizado ante el arzobispo de Toledo, cardenal Portocarreño y los señores de su Consejo para formar una Cofradía y Hermandad cuyo fin era hacer bien por las Benditas Ánimas del Purgatorio.

Precisamente, el punto número dos de las constituciones se inicia así:

“Es condición que ha tenido de mucho tiempo a esta parte en los días de carnestolendas algunas personas devotas de las benditas ánimas del purgatorio y celosas de la honra de Dios fomentaron de salir en los días de carnestolendas con disfraz de soldados haciendo con ellos los bailes y juegos indecentes que se acostumbraban a hacer llevando asimismo su fin y motivo de pedir limosna y hacer ofrecimiento público a la parte de la iglesia y lo que así recogían y ofrecían se convertía en hacer bien por las benditas ánimas del purgatorio, y desde que se dio principio se ha continuado con mucho aumento, de tal forma que salen en dos compañías: la una en la forma que dio principio y la otra de gala, haciendo cada una por su parte diligencias de pedir de más del ofrecimiento que de más haya a la puerta de la iglesia asistiendo la clerecía y la justicia y el común del pueblo, y todo se convierte en dicho efecto de hacer bien por las benditas ánimas del purgatorio de más de las honras que se hacen con oficios de difuntos…”.

Desarrollo de la fiesta

La fiesta en sus comienzos

Establecido el origen, debemos explicar en qué consistía la fiesta, para ver cómo a través de varios siglos de vigencia se ha ido transformando en sus formas y en sus personajes en lo que hoy se hace y se vive por las calles y plazas de este pueblo manchego.

Hasta el momento en que se van a aprobar las Constituciones de la Cofradía, sabemos que algunas personas devotas de las benditas ánimas salían los días de carnestolendas con disfraz de soldados, haciendo bailes y juegos indecentes, pedían limosna y hacían ofrecimiento público junto a la iglesia.

Una vez que en 1.694 se aprueban las Constituciones y Ordenanzas de la Cofradía de Ánimas, comienzan a salir los cofrades-soldados en dos compañías. Una de ellas lo hará como se venía haciendo, es decir, la soldadesca vestida de disfraz. La soldadesca de la otra compañía (más tardía en su formación) salía vestida de gala.

La fiesta comenzaba el domingo de carnestolendas por la tarde con redoble de campanas. Proseguía el lunes siguiente con misa cantada y sermón, dando cada cofrade la limosna que pudiera. Ya el martes –día principal- salían las dos compañías. Cada una pedía por su parte a la puerta de la iglesia, asistiendo la clerecía, la justicia y el común del pueblo.

Aunque no figura la composición orgánica de la Cofradía, sí aparece la existencia de capitán, alférez y capellán y, aunque no lo expresan, parece evidente que hubiera cabos y sargentos. Con certeza figuran las escuadras, estando cada una compuesta de cuatro soldados-cofrades. Dicha composición es la misma para ambas compañías.

La fiesta en la actualidad

Actualmente esta original y lúdica fiesta tiene el siguiente desarrollo:

Nueve días antes del martes de Carnaval, el vecino que ha resultado beneficiado tras haberse acogido a un favor de las benditas ánimas del purgatorio, y mediante promesa de “sacar” la Bandera, acude a casa del cura párroco para “ratificarla”. Esta Bandera, junto con otra de igual tamaño, y otras –cerca de 200 de menor tamaño- y conocidas como “de bolsillo”, son guardadas en casa del párroco. Las banderas grandes tienen fondo negro y en su centro se adornan de una calavera y dos tibias cruzadas de color amarillo. Las de bolsillo llevan únicamente una cruz amarilla en el centro. Una vez confirmada la intención de ser el abanderado, éste se la lleva a casa y durante los nueve días siguientes la honra poniéndole luces de lamparillas a modo de las puestas en las iglesias y cementerios, a la vez que la familia, amistades y todo aquel vecino que quiera acompañarlos acuden al novenario a favor de las ánimas.

Se da la circunstancia que igual que a veces hay dos abanderados, otras, las menos, no hay ningún vecino que haga la promesa de sacar la bandera. En este caso, es el ayuntamiento quién asume el compromiso y la sortea entre los vecinos que quieran “correr la Bandera”.

El martes de Carnaval, día de la Borricá, el que hace la promesa, ya abanderado, coloca a las ocho de la mañana, con el primer toque de ánimas, la Bandera en el balcón, o en la ventana de su casa, la cual ondea hasta las dos de la tarde, que es cuando se produce el segundo toque de ánimas. Es en este momento cuando la Bandera es descolgada por la persona que se acogió a la intercesión de las ánimas junto a la persona beneficiada por ellas.

A continuación y ya a pie de calle, todos los jinetes que van a acompañar al abanderado, besan uno por uno “la bandera”. Seguidamente el abanderado recoge la bandera y portándola en su mano, subido en un caballo ( hasta no hace mucho tiempo lo hacían en mulas y burros, de ahí el nombre de “borricá”) inicia la temeraria y atractiva cabalgada. Un familiar, también montado a caballo y portando un bastón de mando, va detrás del abanderado. En el caso de que hubiera dos Banderas, la principal, que es la primera que ha sido solicitada, va a recoger a la otra. Un cofrade va en la comitiva tocando el tambor, también a caballo.

Formando un cortejo con los muchos jinetes que le acompañan, todos se dirigen a la plaza de España y allí, en la puerta de la Iglesia se reza un responso. A continuación, recorren a galope las calles de la localidad, pasando por todas y cada una de las ermitas de la localidad.

Como descanso de los continuos recorridos, de vez en cuando paran en la casa del abanderado, siendo invitados, lo mismo que aquellas personas que sin cabalgaduras se acercan a tan señalada casa. La típica “limoná”, frutos secos, una gran variedad de postres manchegos como rosquillos, ojuelos, sequillos, etc., así como los tradicionales buñuelos, conforman un típico y sabroso convite que disfrutan no sólo los vecinos del pueblo, sino también las muchas personas que acuden en este día tan singular a Torrenueva.

A la caída de la tarde, ya pasadas las cinco, el tercer toque de ánimas, llama a “ofrecer”, y con gran recogimiento y devoción el abanderado y su familia besan con gran reverencia la Bandera, entregándola al párroco, junto con un donativo. La gran emotividad de este momento se acompaña con fuertes aplausos de los asistentes. Después, el portador del bastón hace lo mismo acompañando el sobre correspondiente.

La segunda Bandera pasa después del bastón. Seguidamente, el resto de jinetes que han acompañado al abanderado en su cabalgadura van ofreciendo igualmente su donativo. Una vez que éstos últimos han terminado el ofrecimiento, ceden gustosamente sus caballerías a amigos y conocidos que también desean participar con sus donativos. Además de los que no lo hacen en caballerías, muchas personas, especialmente mujeres, se acercan a la bandeja del señor cura, en el lugar del ofertorio, entregando su donativo y una bandera de bolsillo.

Todo lo descrito conforma una espectacular e impresionante reata de caballerías que circulan de forma continuada alrededor de la manzana. Cuando el cura, tras un tiempo prudencial, decide abandonar la puerta de la casa parroquial, es el momento en que concluye esta fiesta emotiva, trascendente, única y apasionada, en la que Torrenueva y sus gentes, acompañados de multitud de personas de los pueblos del entorno, rinden homenaje y veneración desde hace varios siglos a las benditas ánimas del purgatorio a través de la limosna.

Trascendencia de la fiesta

La singularidad y espectacularidad de esta fiesta, hace que anualmente acudan numerosos visitantes, tanto de los pueblos de alrededor, como de todos los rincones de la provincia. Su repercusión es enorme, también a nivel regional, prueba de ello es que viene siendo retransmitida por la Televisión de Castilla La Mancha, en programas tales como,… Periódicos y revistas nacionales como el ABC, o se hacen y se han hecho eco de esta fiesta con periodicidad variable.

evTorrenueva celebra su Semana Santa con una serie de actos litúrgicos y religiosos, organizados por la parroquia de “Santiago el Mayor” y a través de diferentes manifestaciones de fe, de las que se encarga la Hermandad de Jesús y María, que ayudan a los torreveños a profundizar en su fe y le dan un carácter trascendente a estos días, en que numerosos vecinos se acercan para vivirlos con más intensidad y en compañía de su familia.

Vídeos en Youtube

San Cristobal

Organizada por los camioneros y conductores de Torrenueva con concursos, fiestas y bailes que hacen presente la cercanía del verano.

Un poco de historia

Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo".

Lo mismo que la época es su persona. No se conoce mucho de su historia; no tenemos más datos que los bellísimamente relatados ya tardíamente por Gualterio de Espira en su historia novelada sobre Cristóbal, tan llena de prodigios maravillosos para resaltar la grandeza de Dios en sus santos.

Es suficiente una vuelta por las grandes iglesias o catedrales después del medievo para llegar a la familiaridad con el gigantón, pintado en los mayores lienzos, que vadea un río con el Niño Jesús en sus hombros y con cara de pícaro entre cansado y contento.

Y es que eso dice la preciosa novela de Cristóbal. Era un cananeo fuerte, alto, guapo y enérgico; pero tan prendado de sí mismo, arrogante y orgulloso que, como soldado, sólo quiere servir al mejor señor; sí, al rey que sea valiente y no tenga miedo de ningún enemigo; piensa que para servir a quien pueda tener miedo de algo o de alguien siempre hay tiempo. Y con la ilusión de encontrar un Señor según su deseo comienza la andadura por el mundo. Algo cansado y próximo al desánimo lo encontró un viejo solitario. ¿Que quieres de verdad encontrar a Cristo para servirle? Reza -no sé-, ayuna -necesito comer más que los demás por mi estatura y mis músculos- , pues, si ni lo uno ni lo otro, dedícate con tu estatura y tu fuerza a pasar el río a los caminantes que lo necesiten. Trabajo grato, útil y servicial. Cuando un día, quien pide ayuda al gigantón para pasar es aquel niño de la orilla; trabajo suave y agradable compañía para empezar la jornada. Sólo que al usual intento de caminar pisando el lecho, nota más blando el fondo y en la espalda siente todo el peso del mundo, del mundo entero; y ¿cómo preguntar al frágil niño que probablemente no sabe ni entiende y además, sonríe gozoso? "Has encontrado al Rey que hizo el mundo y mantiene el cosmos; me has servido en las obras piadosas, cuando ayudabas a los pobres a pasar el río". Desde este momento, Cristóbal se bautiza y ya no se llamará Relicto, sino Cristóforo, que significa, "portador de Dios", que marcha por los mundos llevando en la boca y en el corazón el nombre de Cristo, sirviéndole hasta la muerte, decapitado después de haber sido el gigante por las saetas que le arrojaron cuatrocientos soldados.

De la imagen del que anduvo por todo el mundo buscando al “rey más poderoso” que lo encontró en Cristo y su servicio transportando a los hombres, ayudándolos a pasar el río e incluso llevando sobre sí ( al Niño Dios ) y llevándolo por último siempre en su boca y en su corazón, los camioneros y todos los que viajan lo adoptaron como su Patrón.

La fiesta en Torrenueva

La Fiesta en honor a este santo que organizan los camioneros y conductores de este municipio, encomendándose a su protección. En los últimos años ha tomado un gran auge organizándose diversos concursos, fiestas y bailes que hacen presente la cercanía del verano, de los cuales se encargan la hermandad de San Cristóbal de la localidad.

Torrenueva, celebra con devoción la festividad del Cuerpo y la Sangre del Señor; esta celebración se lleva a cabo el jueves siguiente al octavo domingo después del domingo de Resurrección y al no ser festivo el jueves es esta localidad se celebra el domingo siguiente.

Desde siempre, los vecinos de esta localidad han engalanado las calles por donde pasaba la procesión “del Corpus” con flores, macetas, ramos de alameda..., pero ha sido en las dos últimas décadas cuando estas calles amanecen decoradas con alfombras de serrín maravillosas, que quedan culminadas después de un largo y laborioso trabajo de los vecinos, formando un espectáculo único al que gran cantidad de vecinos de toda la provincia se acercan a contemplar.

Con motivo de la celebración del Corpus Christi, calles cercanas a la iglesia parroquial de Santiago el Mayor de Torrenueva, entre ellas la de la Torre, Arenas, Ranas, Pérez Galdós y Constitución son engalanadas durante el fin de semana para hacer más llamativa y espectacular la procesión del cuerpo de Cristo.

Los vecinos y vecinas, con ayuda del Ayuntamiento, se ponen manos a la obra tintando serrín, preparando telas y organizando los adornos que han estado preparando durante semanas, hasta que el sábado por la noche lo dejan todo preparado.

En Torrenueva los vecinos adornan balcones con telas, colocan altares con motivos religiosos y bíblicos, además con serrín tintado, sal gorda y con ayuda de moldes adornan el suelo dándole colorido y formas diferentes a las alfombras que elaboran año tras año.

Las calles se mantienen intactas hasta que la procesión formada por: monaguillos, niños y niñas de comunión, sacerdote y comitiva las pisan en lo que se considera un día grande en la localidad.

Semanas culturales

Las Semanas Culturales se han asentado fuertemente en Torrenueva y son un instrumento de participación y encuentro.

Un poco de historia

En Junio de 1997 tiene lugar la 1ª Semana Cultural.

El motivo del origen de la Semana Cultural viene determinado por la aprobación de la Carta Puebla con fecha de 11-11-1440, ratificada el 2 de junio de 1527 por el emperador Carlos V, nieto de los Reyes Católicos.

La fiesta en Torrenueva

Dentro de ella se organizan exposiciones de gran calidad e interés como son: la exposición gastronómica, la de herramientas, carros y utensilios antiguos, la exposición de muebles antiguos y la exposición arqueológica, las asociaciones participan de forma activa, en todo su recorrido cultural, organizando actos y actividades de los distintos ámbitos culturales: historia, arqueología, gastronomía, etnografía, folclore popular, literatura popular, arte local y regional, tradiciones típicas, ...

Las Semanas Culturales se han asentado de tal forma en la población que se esperan con verdadera expectación y son un instrumento donde a la participación, el encuentro entre vecinos, se une la nota cultural, que hace una sociedad más culta, más formada, más preparada, más amante de los suyo a la par que abierta al mundo, más sensible, en definitiva más humana.

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